lunes, 8 de julio de 2013

EL SOLDADO



JÚZGAME POR LAS HUELLAS QUE DEJO

Esta es la historia de un soldado que por fin regresaba a casa después de haber combatido en Vietnam, llamó a sus padres desde San Francisco

-  Mamá, Papá, soy yo, por fin he vuelto pero quiero pedirles un favor, me gustaría llevar a un amigo a casa

- Claro Hijo, no hay problema…  – le respondieron-…   Nos encantaría conocerlo

- Hay algo que deben saber, él ha sido fuertemente herido en combate, tropezó con una mina y perdió un brazo y una pierna, no tiene a donde ir, y quiero que vaya a vivir con nosotros

- Nos duele oír eso hijo, posiblemente podremos ayudarlo encontrando donde pueda vivir

- No Papá no me has entendido, quiero que viva con nosotros!...

- Hijo, no sabes lo que estas pidiendo…  Alguien con un problema así podría ser un terrible estorbo para nosotros, tenemos que vivir nuestras vidas, no podemos permitir que algo como eso interfiera con ellas ahora que has vuelto.
Yo creo que deberías venir a casa y olvidar a ese joven, ya encontrara una forma de salir adelante.

El hijo colgó el teléfono, los padres no volvieron a oír nada de él; sin embargo algunos días después recibieron una llamada de la policía de San Francisco, su hijo había muerto al caer de un edificio, la policía concluyo que se trataba de un suicidio.

Los sorprendidos y asustados padres acudieron a San Francisco y fueron conducidos a la morgue para identificarlo, efectivamente, era su hijo, pero para su horror descubrieron algo que no sabían, su querido hijo solo tenía un brazo y una pierna…

LA VACA LECHERA



LA VACA LECHERA

En algún lugar del mundo, una importante vaquería adquirió en la Gran Exposición Rural una vaca lechera extraordinaria, era hermosa, y de fabulosa producción diaria. El magnífico ejemplar, era un caso único, durante años brindó abundante y excelente leche, pero un día no dejó caer ni una sola gota de su generoso y robusto cuerpo. Los vaqueros, preocupados, consultaron a los veterinarios más calificados y todos fracasaron. La vaca dejó de dar su excelente leche. Desconsolados, los productores pidieron ayuda a un campesino del lugar, famoso por su criterio y sencillez. El experimentado hombre de campo, que había conocido muchas vacas en su vida, pidió "conversar" a solas con el animal. Todos, desde lejos, lo vieron hablarle al oído durante cinco minutos. Terminada su conversación, el buen hombre anunció que por el momento, ya estaba superado el problema... La vaca volvió a ofrecer su mejor leche y abundante, como lo había hecho siempre. Todos querían saber los secretos de la técnica y acosaron con preguntas al sabio ordeñador. El hombre humildemente, respondió: -Saben lo que ocurre, que hace diez años que le aprietan las ubres y nunca nadie le dijo: "Te quiero".

Queridos oyentes: Todos necesitamos alguna muestra de aprobación para seguir con nuestros afanes diarios. Un estímulo es un reconocimiento, un visto bueno, una muestra oportuna de afecto que vuelve a engendrar el entusiasmo inicial que se fue perdiendo en la rutina diaria del esfuerzo. Hay palabras, gestos, encuentros indispensables en la convivencia. Son mínimos, pero esenciales; son fugaces, pero se recuerdan, tan económicos como indispensables. Sin embargo, no abundan en nuestra sociedad; más bien son interpretados como signos de debilidad, una forma de ceder en el combate interminable de las exigencias. ¿Por qué seremos tan mezquinos con estas gratificaciones que nada cuestan, pero que siempre queremos recibir? ¿Quiere usted cambiar el clima humano en su ambiente laboral, familiar, deportivo? Le gustaría propulsar un notable cambio en sus vecinos, en el señor de la panadería o del supermercado… En fin en toda la gente con quien usted trata a diario? Le ofrezco una iniciativa muy simple para que la aplique e investigue sus consecuencias: cada vez que pida algo a alguien diga "por favor" y mencione su nombre. Cuando obtenga lo que ha pedido, no olvide decir "muchas gracias", “usted es muy amable”, “que tenga usted un buen día”.
No se trata de memorizar el procedimiento que recomiendo, se trata de aplicarlo, pues si no, carece de todo valor.

 Es tan frecuente sentir diariamente que nos oprimen con fuerza por algún lado, sin recibir nunca un pequeño estímulo gratificador....

La copa de la felicidad



LA COPA DE LA FELICIDAD


La vida es una copa plena de felicidad, pero nunca se te da llena.
Te dan un sorbito de vez en cuando, un sorbito que tienes que ir llenando gota a gota todos los días, para sobrevivir.
No te la pases agitando tus desgracias, pronosticando tragedias imaginarias, asustado por posibles males que a lo mejor no llegan nunca.
Nacemos para luchar por la felicidad... casi para crearla, para conquistarla a pesar de la tristeza, de los desencantos, los errores, las malas jugadas y los irremediables imprevistos.
La felicidad no se busca en bienes y placeres.
Se actúa bien y ella sola se nos va presentando.
La felicidad no es estar añorando y extrañando todo lo que nos falta, sino disfrutar y dar gracias por todo lo que tenemos.
No vendas tu felicidad... ¡Simplemente regálala!
No busques para ella fórmulas sencillas ni baratas...
La felicidad cuesta trabajo y son caros sus ingredientes:
Debes compartir lo que tienes
Amar sin exigencias
Perdonar sin que te queden cicatrices
Aceptar sin buscar perfecciones
Agradecer lo que te dan
¡Y no rendirte nunca!
Todo tiene que ir armonizando......
Del panal, un poquito de miel
Del mar un poquito de sal
De la vida un toquecito de optimismo
De la imaginación, el placer de soñar
Del dolor, algo de aprendizaje
¡Y de la fe, algo de roca!
No somos felices, porque no sabemos cómo llenar nuestra copa, porque no sabemos dar a la vida un máximo de calidad y rendimiento, porque miramos al mundo como un esclavo, al camino empedrado como un imposible, a la mala suerte como una sombra que nos persigue, ¡al ideal como algo inalcanzable!...
No olvides que la más linda manera de ser Feliz es ocuparse de que otros lo sean.
Da mucho de ti mismo y la felicidad llegará por si SOLA…
Llena tu copa...! y salda tu cuenta siendo Feliz.