lunes, 8 de julio de 2013

LA VACA LECHERA



LA VACA LECHERA

En algún lugar del mundo, una importante vaquería adquirió en la Gran Exposición Rural una vaca lechera extraordinaria, era hermosa, y de fabulosa producción diaria. El magnífico ejemplar, era un caso único, durante años brindó abundante y excelente leche, pero un día no dejó caer ni una sola gota de su generoso y robusto cuerpo. Los vaqueros, preocupados, consultaron a los veterinarios más calificados y todos fracasaron. La vaca dejó de dar su excelente leche. Desconsolados, los productores pidieron ayuda a un campesino del lugar, famoso por su criterio y sencillez. El experimentado hombre de campo, que había conocido muchas vacas en su vida, pidió "conversar" a solas con el animal. Todos, desde lejos, lo vieron hablarle al oído durante cinco minutos. Terminada su conversación, el buen hombre anunció que por el momento, ya estaba superado el problema... La vaca volvió a ofrecer su mejor leche y abundante, como lo había hecho siempre. Todos querían saber los secretos de la técnica y acosaron con preguntas al sabio ordeñador. El hombre humildemente, respondió: -Saben lo que ocurre, que hace diez años que le aprietan las ubres y nunca nadie le dijo: "Te quiero".

Queridos oyentes: Todos necesitamos alguna muestra de aprobación para seguir con nuestros afanes diarios. Un estímulo es un reconocimiento, un visto bueno, una muestra oportuna de afecto que vuelve a engendrar el entusiasmo inicial que se fue perdiendo en la rutina diaria del esfuerzo. Hay palabras, gestos, encuentros indispensables en la convivencia. Son mínimos, pero esenciales; son fugaces, pero se recuerdan, tan económicos como indispensables. Sin embargo, no abundan en nuestra sociedad; más bien son interpretados como signos de debilidad, una forma de ceder en el combate interminable de las exigencias. ¿Por qué seremos tan mezquinos con estas gratificaciones que nada cuestan, pero que siempre queremos recibir? ¿Quiere usted cambiar el clima humano en su ambiente laboral, familiar, deportivo? Le gustaría propulsar un notable cambio en sus vecinos, en el señor de la panadería o del supermercado… En fin en toda la gente con quien usted trata a diario? Le ofrezco una iniciativa muy simple para que la aplique e investigue sus consecuencias: cada vez que pida algo a alguien diga "por favor" y mencione su nombre. Cuando obtenga lo que ha pedido, no olvide decir "muchas gracias", “usted es muy amable”, “que tenga usted un buen día”.
No se trata de memorizar el procedimiento que recomiendo, se trata de aplicarlo, pues si no, carece de todo valor.

 Es tan frecuente sentir diariamente que nos oprimen con fuerza por algún lado, sin recibir nunca un pequeño estímulo gratificador....

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