miércoles, 24 de octubre de 2012

AMAR A TU PAREJA


Amar a  tu pareja


Amar a tu pareja es atreverte a expresarle el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de un abrazo vigoroso, con la pasión de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto la valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que ella misma desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerla sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que puede contar contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto de su capacidad; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a tu pareja es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresarle tu enojo, sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda, sin discutir, sin gritarlo, sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos…

Y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.

Amar a tu pareja es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión humilde del Hombre, como una manifestación humilde y palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cuál tú formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto sus facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a tu pareja, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a tu pareja es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo, aunque sea la más humilde de todas las notas musicales.

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