sábado, 8 de septiembre de 2012

AHORA LO ENTIENDO ! . . .

Siendo niño pertenecí al Movimiento Scout de Venezuela. Ahí nos enseñaban, entre otras cosas, la importancia de las "Buenas Acciones" que consistía en realizar todos los días actos generosos y nobles, como recoger algún papel en la calle y botarlo en la papelera, ayudar en la casa a lavar platos, cuidar la fauna y la flora, ayudar a alguna persona anciana o impedida a cruzar la calle, etc. Me gustaba mucho cumplir esas tareas.
Un día caminaba por una calle de la ciudad de Coro y vi a un perro tirado en plena vía sin poder moverse. Estaba herido, un carro lo había atropellado y tenía rotas las dos patas traseras, los vehículos le pasaban muy de cerca y mi temor era que lo mataran porque era imposible que él solo pudiera levantarse.
Vi allí una gran oportunidad para hacer la "Buena Acción" del día y como buen Scout detuve el tráfico, me dispuse a rescatar al perro herido y ponerlo a salvo para entablillarle las patas. Yo nunca había entablillado a nadie pero el "Manual de los Scout" decía cómo hacerlo. Con mucho amor y entrega me acerqué y lo agarré, pero me clavó los dientes en la mano. Inmediatamente me llevaron a la Sanidad y me inyectaron contra la rabia, aunque la rabia por la mordida no se me quitó con la vacuna.
Durante mucho tiempo no entendí por qué el perro me había mordido si yo sólo quería salvarlo y no hacerle daño, no sé qué le pasó y no me lo pude explicar en mucho tiempo. Yo quería ser su amigo, es más, pensaba curarlo, bañarlo, dejarlo para mí y cuidarlo mucho. Esta fue la primera decepción que sufrí por intentar hacer el bien, y por más que trataba de hacerlo no lo comprendí jamás. Que alguien le haga daño al que lo maltrata es hasta comprensible, pero que trate mal a quien lo quiera ayudar, simplemente no es aceptable.
Pasaron muchos años hasta que vi claro que no fue el perro quien me mordió, quien verdaderamente me mordió fue su herida; ahora si lo entiendo perfectamente.
Cuando alguien está mal, o no tiene paz, o tiene el alma herida, si recibe amor o buen trato: ¡Muerde! Pero él no es quien hunde sus dientes, es su herida la que los clava.
Así que trata siempre de comprender el malestar de las personas que te rodean… Cuando alguien te grita, te ofende, te critica o te hace daño no lo hace porque quiere mal para ti, sino porque está herido, está herido del alma, se siente mal o algo malo está pasando por su vida. No te defiendas ni lo critiques, más bien compréndelo, acéptalo y ayúdalo.
Ahora lo entiendo y espero que ustedes también…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.